viernes, 20 de mayo de 2011

Tus besos

Tu boca, mi carcelera.
Tus labios, dulce prisión.
Y tus besos, mi condena.

Son lo que quiero y no debo.
Si me faltan, agonizo,
y si los tengo, me muero.

Hierro candente en mi piel.
Dentellada del deseo.
Torbellino de placer.

Locura suave y ardiente
Delirio de mis sentidos.
Tormento que sabe a breve.

Manantial en el desierto.
Oasis en tus olvidos.
Agua en mi cuerpo sediento.

Limosna que te mendigo.
Bálsamo para mis labios.
El aire del que respiro.

Espejismo en mis desvelos.
Fuego fatuo de mis noches.
Saqueadores de mis sueños.

Veneno que sabe a miel.
Viaje hacia lo prohibido.
Anestesia del ayer.

Rehén de tu voluntad.
Esclava de tus antojos.
Todo es poco, y quiero más.

Tu boca, mi carcelera.
Tus labios, dulce prisión.
Y tus besos, mi condena.
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lunes, 2 de mayo de 2011

Un día especial para alguien querido

Es la primera vez que lo hago, y lo hago con la ilusión que despierta el compartir alegrías de personas queridas, como es el caso.
Hoy, para mi gran amiga Tatiana, es un día muy especial pues tiene lugar el lanzamiento de su primer libro, un recopilatorio de todo cuanto puede leerse en su blog, "Secuencias del alma". Si áun no lo habéis visitado, os lo recomiendo, pues es una delicia pasearse por él.
Quiero, desde mi modesto blog, unirme a este evento y desearle un gran éxito, pues se lo merece, no sólo como escritora sino como gran persona que es. 

¡Mucha suerte, Tatiana! Desde mi Catalunya a tu Chile vuela un abrazo enorme.

Núria

domingo, 1 de mayo de 2011

Búsqueda

Te busqué entre oraciones y plegarias
susurradas con temor, y arrodillada
ante altares de belleza funeraria.

Te busqué en la soledad gris y callada
de fríos templos revestidos de opulencia
donde el eco de mi voz era la nada.

Te busqué en la hipócrita benevolencia
de quien juzga y absuelve mis pecados
y rehuye asomarse a su conciencia.

Te busqué entre sermones amañados
a conveniencia de falsos emisarios
que adulteran tu doctrina y tu legado.

Te busqué en la gravedad de los santuarios,
entre imágenes cubiertas de oro y seda.
Te busqué hasta en las cuentas de un rosario…

Y te hallé entre el verdor de una arboleda,
jugueteando con las hojas y la brisa,
murmurándome tu nombre en voz queda.

En un niño y la frescura de su risa,
fiel reflejo de tu espíritu y tu esencia,
la que nunca encontré en solemnes misas.

En quien brinda el perdón y la clemencia,
quien defiende la justicia con su vida,
quien responde con amor a la violencia.

Puedo verte en anónimas miradas,
puedo hallarte en los brazos de un amigo
y sentirte en un alma enamorada.

Sé que no eres ni tristeza ni castigo.
sé que eres alborozo y alegría.
Sé, incluso, que Tú siempre vas conmigo.
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