Sin saberlo, fuiste todo.
Epicentro de mi vida,
la pasión casi suicida,
blanca luz y negro lodo.
Mucho dí a cambio de nada
creyendo en lo imposible,
presenciando el desfile
de vacías madrugadas.
Envuelto para regalo
te ofrecí mi cariño
con la inocencia de un niño
que desconoce lo malo
que esconde un corazón
egoísta y mezquino,
con la astucia de un felino
y la maña de un ladrón.
Te hiciste señor y dueño
de mi amor mientras yo, ciega,
desperdiciaba en mi entrega
irrecuperables sueños.
Tú, inalcanzable y lejano.
Yo, perro fiel, a tu lado
vivía por ser de tu agrado
y de amor moría, en vano.
Fui pañuelo de tu llanto,
bálsamo de tus heridas,
por ti olvidé mi vida
y a quien me quería tanto.
Espinas en mi corazón
y en tu boca miel y engaños.
Tras un fantasma mis años
perdí y dejé atrás la razón.
Espejismo en el desierto,
fuego fatuo en la noche.
Te seguí sin un reproche
en pos de un futuro incierto.
Pero el amor agoniza
y de inanición se muere,
si uno ama y otro quiere
el fuego acaba en cenizas.
Y en el vértice de un beso,
punto y final con rencor,
supe encontrar el valor
para iniciar el regreso
a mi punto de partida
y a rescatar mi cordura.
Pagué cara la factura
de ser juguete a escondidas.
Maltrecha y derrotada,
lamiéndome las heridas,
descubrí que, aún vencida,
yo fui todo y tú, nada.
Borraría en mi memoria
este capítulo amargo.
Me dueles y, sin embargo,
formas parte de mi historia.
Epicentro de mi vida,
la pasión casi suicida,
blanca luz y negro lodo.
Mucho dí a cambio de nada
creyendo en lo imposible,
presenciando el desfile
de vacías madrugadas.
Envuelto para regalo
te ofrecí mi cariño
con la inocencia de un niño
que desconoce lo malo
que esconde un corazón
egoísta y mezquino,
con la astucia de un felino
y la maña de un ladrón.
Te hiciste señor y dueño
de mi amor mientras yo, ciega,
desperdiciaba en mi entrega
irrecuperables sueños.
Tú, inalcanzable y lejano.
Yo, perro fiel, a tu lado
vivía por ser de tu agrado
y de amor moría, en vano.
Fui pañuelo de tu llanto,
bálsamo de tus heridas,
por ti olvidé mi vida
y a quien me quería tanto.
Espinas en mi corazón
y en tu boca miel y engaños.
Tras un fantasma mis años
perdí y dejé atrás la razón.
Espejismo en el desierto,
fuego fatuo en la noche.
Te seguí sin un reproche
en pos de un futuro incierto.
Pero el amor agoniza
y de inanición se muere,
si uno ama y otro quiere
el fuego acaba en cenizas.
Y en el vértice de un beso,
punto y final con rencor,
supe encontrar el valor
para iniciar el regreso
a mi punto de partida
y a rescatar mi cordura.
Pagué cara la factura
de ser juguete a escondidas.
Maltrecha y derrotada,
lamiéndome las heridas,
descubrí que, aún vencida,
yo fui todo y tú, nada.
Borraría en mi memoria
este capítulo amargo.
Me dueles y, sin embargo,
formas parte de mi historia.