viernes, 28 de mayo de 2010

Sangre envenenada

Es sangre envenenada
la que corre por sus venas
y el alcohol, de madrugada,
enturbia de ira sus penas.

Ríos de rabia y celos
se desbordan y le engullen.
Llama a las puertas del cielo
y sólo demonios acuden.

La que ayer fuera su sueño
es hoy su pesadilla.
Le dijo que no era su dueño
y su rechazo le humilla.

Se revuelca en su agonía.
se retuerce en su tormento.
Borracho, al filo del día,
de venganza está sediento.

El rencor y el despecho
son acerados puñales
y al hundirse en su pecho
brota el odio a raudales.

“No será de nadie más
la que no quiere ser mía.
Juro ante ti, Satanás,
que hoy será su último día”

Cabalgando en la locura,
dos escalofriantes brillos
alumbran la noche oscura:
su mirada y un cuchillo.

Desde su infierno murmura:
“Mataré a quien me mata.
Pagarás por mi amargura
con justo castigo, ingrata”

Y como lobo, acechante,
la espera en su portal.
En la oscuridad reinante,
sus ojos, destello mortal.

Suenan doce campanadas
desde un reloj lejano,
presagio de muerte anunciada.
Y siente el acero en sus manos…

El silencio habla de muerte
mientras el verdugo espera.
Ajena a su aciaga suerte,
los pasos de ella en la acera.

Inmóvil por unos segundos,
suspendidos en la nada,
desde el odio más profundo
clava en ella su mirada.

Y también clava en su pecho
tres certeras cuchilladas
de celos, odio y despecho,
con manos ensangrentadas.

No hay gritos ni resistencia,
tan solo asombro y horror
de quien, desde su inocencia,
reconoce a su ejecutor.

Sus ojos, interrogantes,
le miran desde la agonía.
Puñales, desde ese instante,
que acuchillarán sus días.

Le engulle la oscuridad
con su sangre envenenada.
Ya desde la eternidad,
su verdugo es esa mirada.
Safe Creative #1005286441621

jueves, 13 de mayo de 2010

Naufragio

Entre tu boca y la mía,
la certidumbre
de pronunciar un “te quiero”
sin amor y por costumbre.

De tus ojos a los míos,
la añoranza
de un tiempo en que fui tu imagen
y tú eras mi semejanza.

De tus labios a los míos,
el desconsuelo
de un beso moribundo
necesitado de anhelo.

De tus manos a las mías,
el titubeo
que paraliza caricias
por la ausencia de deseo.

De tu corazón al mío,
el abismo.
De un lado la indiferencia,
del otro, el egoísmo.

Entre tú y yo, invisible,
el presagio
de hundirnos en la rutina
victimas de este naufragio.
Safe Creative #1005136285641

lunes, 10 de mayo de 2010

No era para mí

Fue un encuentro típico de discoteca.
Él anclado en la barra y yo, coqueta,
le miraba de reojo, y él a mí,
me lanzaba una sonrisa a lo Brad Pitt.

Siguiendo el guión establecido
se hacía de rogar, el muy bandido.
Yo pensaba: “¿Porqué tardará tanto?”
Pero al fin se rindió a mis encantos…

Ya de charla, era todo simpatía
y yo de más de una era la envidia.
A su lado el más guapo era feo
y, vanidosa, lo exhibí como un trofeo.

Pasó la noche sin insinuar nada
y yo me lo miraba, alucinada.
“¿Habré encontrado al fin a un caballero?”
¡Si hasta me dijo al salir: “Tú primero”!

Un decoroso beso en la mejilla…
“Si quieres, nos vemos otro día.
Te invito a cenar” dijo y yo, lela,
pensé “Hoy me ha tocado la quiniela”.

“Apunta mi móvil por si no puedes”
me gritó, ya subido a su Mercedes.
Dije que no con sonrisa traviesa...
¿Faltar yo a mi cita con esa belleza?

Y me pasé tres noches y tres días
pensando qué vestido me pondría.
El negro, que siempre es más elegante...
¡Seguro me verá despampanante!

Y así estaba yo el día en cuestión
cuando de pronto hubo un apagón.
A tientas, sin luz y sin dos velas
buscando como loca unas medias.

Por fin las encuentro y, a oscuras,
reniego de mi malaventura.
Sin tiempo para últimos detalles
me lanzo en estampida hacia la calle.

¡Ya son casi las nueve. Llego tarde!
Y el tráfico a esta hora está que arde…
Nerviosa, ya sentada en el coche,
presiento que no empieza bien la noche.

Y no empieza bien. Lo hace fatal,
porque atrapada en un atasco colosal
de nuevo maldigo a mi mal sino…
¡Mis medias negras son azul marino!

¡Voy hecha un auténtico payaso!
Y encima, llegando con retraso…
¡Qué pensará de mí, de esta guisa!
O se muere del susto, o de la risa.

¡Maldita sea! No sé donde llamarle...
¡Y a todas éstas, ya es media hora tarde!
Aparco el coche y, fuera de mí,
recuerdo que no me peiné al salir.

Casi al borde de la desesperación
echo a correr como en una maratón,
arrasando con todos los peatones
y subida a unos altísimos tacones.

Y llego, al fin, al sitio del encuentro
en el preciso y fatídico momento
en que desaparece por la esquina
un Mercedes, y aquí todo se termina.

Reniego una vez más del apagón.
del atasco y de mi equivocación,
aunque ahora ya me importa un comino
ir de negro con medias azul marino.

Y tal como llegué me volví a casa
pensando que el Destino tiene guasa.
Estaba escrito. No era para mí
aquel con la sonrisa de Brad Pitt.
Safe Creative #1005116255824

miércoles, 5 de mayo de 2010

En la espera

Desgrano los minutos, impaciente,
del racimo de las horas que no avanzan,
que parecen burlarse de mi prisa,
que el momento deseado nunca alcanzan.

Hay silencio y quietud en este cuarto
que acompaso con el son de los latidos
de un corazón que cabalga y se desboca,
que te presiente y tiembla estremecido.

Y en la espera
te maldigo por tenerme prisionera
de tu ausencia que me ata y me esclaviza
a tu amor, que nunca tiene prisa.

Centinela de ese espacio que tú llenas,
me atrinchero en él y aguardo tu llegada
y me envuelvo con todos tus recuerdos
para que calmen mi inquietud enamorada.

Me enfurezco con mi pensamiento
que, obstinado, te retiene en mi mente.
Me rebelo porque es tu carcelero
y el mío, mientras estás ausente.

Y en la espera
trepo a tu imagen como dulce enredadera
y te hago mío en invisible abrazo
hasta que escuche el sonido de tus pasos.
Safe Creative #1005116256098

lunes, 3 de mayo de 2010

Abril

Fue el abril más hermoso
de todas mis primaveras.
Sus mil lluvias empapaban
de sueños mi dulce espera.

Las flores me anunciaban
el despertar de la vida
y con sus mejores galas
te daban la bienvenida.

Y yo, con tu vida en la mía,
cobijada en mi vientre,
percibía ya maduro
el fruto de la simiente.

Pasito a paso, en abril,
me acercaba a tu encuentro.
No sé si brillaba el sol
pues yo lo llevaba dentro.

En las noches perfumadas
le hablaba a mi amiga Luna
y con ella ensayaba
nuevas canciones de cuna.

Y le preguntaba al cielo,
cubierto con su azul manto,
¿Cómo sin haber nacido
puedo ya quererle tanto?

El aire de las mañanas
tu nombre me susurraba
y yo, impaciente y nerviosa,
en silencio te llamaba.

Sembrado con el amor,
regado con mi ternura,
creció en mi interior
la fruta más dulce y pura.

Abril ya se despedía
y tú saludabas al mundo.
¡Por fin tenía en mis brazos
al fruto de mi amor fecundo!

Fue el abril más hermoso
de todas mis primaveras.
No habrá otro como aquél
aunque mil años viviera.
Safe Creative #1005116257255