miércoles, 18 de febrero de 2015

Algo de ti

No la lavo. No la quiero lavar. La dejaré tal y como la he encontrado, mientras revolvía armarios y cajones y me salían al paso mil y un objetos que habían sido tuyos y que, al verlos y tocarlos, me devolvían un poquito de ti. Ellos, como yo, se han quedado huérfanos y diría que también lloran tu ausencia.

No la lavo. No lo haré hasta que el tiempo diluya este olor o hasta que yo, a fuerza de restregar mi nariz en esta pieza de ropa, lo absorba. Huelo cada hilo, cada costura, cada pliegue de este pequeño tesoro que, delicadamente, repaso con mis dedos.

No la lavo. En ella está tu aroma y, poco a poco, me emborracho de él. Entra dentro de mí y siento que me golpea el corazón, que me altera el alma y que afloja mis lágrimas. Rebeldes, incontrolables, resbalan por mis mejillas hasta humedecer la seda de esta blusa.

No la lavo. No quiero borrar esta pizca de vida que me acerca a ti, no quiero romper este lazo invisible y etéreo que me hace creer, si cierro los ojos, que todavía estás a mi lado. Te huelo, y al sentir tu olor, como un dulce beso te cuelas en mi interior y me acaricias el corazón, tan vacío y tan huérfano desde que tú no estás, mamá.
 

7 comentarios:

Lola Barea dijo...

El bello aroma de una madre, aroma que no se olvida nunca.
Hola mi querida amiga Nuria, me alegra mucho de volverte a leer.
Yo estaré unas semanas ausentes,
mientras tanto te dejo un fuerte abrazo.
Lola Barea.

Ruben dijo...

Es fantástico como un aroma, una fragancia... Viajan a nuestro cerebro y evocan en nuestra memoria gratos recuerdos.
Un saludo.

Ruben dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Núria dijo...

Mi querida Lola, es fantástico ver que nunca has dejado de dejar tu saludo en mi blog...mil gracias, guapa!
No te olvides de dar señales de vida cuando vuelvas, para que pueda visitarte de nuevo en tu blog.
Un besazo!
Núria

Núria dijo...

Hola Ruben! Muchas gracias por tu visita a i blog y tus palabras. Como bien dices, hay aromas que quedan fijados en nuestro olfato y, sobre todo, en nuestro corazón.
Un abrazo,

Núria

Candela Martí dijo...

Estimada Núria, me emociona leerte en este relato intimista y real. Me hace revivir sentimientos iguales a los que tú aquí nos detallas tan sutil y sensiblemente.
No, no la laves, no laves nunca tu alma y tu corazón de su aroma, de su calor, de su recuerdo y de todo aquello que te lleve hasta su regazo.

Mil abrazos dorados que te hagan sentir todo mi cariño y admiración a tu magna pluma.

Abraçada enorme.

Núria dijo...

Mi amiga Candela, bien debes saber, al igual que yo, que ninguna palabra puede abarcar ni definir el sentimiento de pérdida y la ausencia de una madre. Lo que aquí escribo es una infinita parte de todo lo que mi corazón alberga...
Gracias de nuevo por tus palabras y tu incondicional apoyo, guapa!
Mil petons!
Núria