jueves, 4 de febrero de 2010

Es bueno darse cuenta...

Algunas cosas que pueden sucederte un día cualquiera…

Quedar para comer con tu mejor amiga, a la que no ves desde hace muchos meses.
Darse cuenta de que has escogido el peor día del mes porque amenaza lluvia.
Aprovechar que tienes la mañana libre para ir a la peluquería.
Darse cuenta al salir de casa de que, efectivamente, has escogido el peor día porque ha empezado a llover.
Irte a tomar un café con leche antes de entrar en la peluquería, ya que has llegado con diez minutos de antelación.
Darse cuenta, una vez apurada la última gota, de que no llevas ni un céntimo en el monedero.
Muerta de vergüenza, comentárselo a la camarera y jurarle por lo más sagrado que corres hacia el cajero más cercano.
Darse cuenta de que justo en ese momento entra en el bar tu peluquero a tiempo para oír la segunda parte de la conversación.
Salir volando hacia el Banco más cercano para sacar dinero.
Darse cuenta de que ninguno de los dos cajeros automáticos funciona.
Ponerte al final de una larguísima cola para que te atienda uno de los dos empleados.
Darse cuenta de que uno de los empleados se va a desayunar.
Maldecir el momento en que se te ha ocurrido tomar un café con leche.
Darse cuenta de que la cola no avanza y de que ya llegas con retraso a la peluquería.
Conseguir, finalmente, el dinero y salir como alma que lleva al diablo hacia el bar, rezando para que el peluquero ya no esté.
Darse cuenta de que el peluquero todavía está.
Pagar la deuda con el mayor disimulo posible.
Darse cuenta de que el bar se ha quedado en silencio justo en el momento en que la camarera dice: “me lo hubieras podido pagar otro día…”
Salir disparada hacia la peluquería donde hace ya veinte minutos que te esperan.

Aquí no te das cuenta de nada porque todo va bien.

Recién peinada y antes de marcharte, tener la urgente necesidad de ir al baño.
Darse cuenta de que te has equivocado de puerta y te has metido en el almacén.
Entrar en el sitio correcto, desanudarte la bata que llevas puesta y sentarte en el lavabo mientras te miras en el espejo lo guapa que has quedado.
Darse cuenta al levantarte de que has metido en el lavabo el cinturón de la bata y de que lo sacas chorreando.
Buscar desesperadamente papel higiénico para secarlo.
Darse cuenta de que tú has terminado el rollo y no hay más.
Secar el cinturón como buenamente puedes con la toalla y salir del baño intentado esconderlo en uno de los bolsillos de la bata.
Darse cuenta de que la peluquera que te ayuda a quitarte la bata saca el cinturón del bolsillo.
Ver de reojo su cara antes de salir a la calle y jurarte no volver a la peluquería en tres meses.
Darse cuenta de que con la humedad de la lluvia, el peinado te ha durado cinco minutos y tu pelo está empezando a encresparse.
Llegar al lugar de encuentro con tu amiga.
Darse cuenta de que no está.
Dejar pasar unos minutos y llamarla por si no tiene claro donde habéis quedado.
Darse cuenta de que ella lleva rato esperándote y de que eres tú la que no lo tiene claro.
Dirigirte al sitio correcto y encontrarte, finalmente, con ella.
Darse cuenta de lo buena amiga que es cuando te dice que estás guapísima con ese peinado que, a esas alturas, ya ha llegado al punto máximo de encrespamiento y se asemeja a una escarola.
Y, por fin, darse cuenta de que, a pesar de todo y como siempre, el encuentro ha sido encantador y juntas os habéis echado unas buenas risas a tu costa.

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6 comentarios:

karla dijo...

Aaayyy me has dejado agotada. Pero tomarselo a broma y saber reirse de uno mism, es muy positivo, a la par que una cura de humildad. Abrazos, karla

Núria dijo...

Querida Karla, es que soy bastante "pupas"...De cosillas como éstas tengo para escribir un libro...Pero no veas lo que me río luego recordándolo!!
Gracias, guapa, por tu visita!
Un abrazo,
Núria

Mª Rosa dijo...

¡¡Madre mía Nuria!! Gracias a que el final lo compensó todo, pero vaya día, días así mejor que no amanezcan, yo tuve un día una experiencia así de esas, fui a pagar la compra con tarjeta y no me la admitía, menudos apuros, tuve que llamar a mi hija que estaba en casa y decirla que me llevara dinero porque no podía pagar la compra, al final todo se arreglo, pero que apuros se pasan.

Me ha gustado mucho tu escrito.

Besitos
Mª Rosa

Núria dijo...

Mª Rosa, a mí es que cosas así me pasan muy a menudo...soy bastante despistada...Pero bueno, lo mejor de todo, después del apuro del momento, es lo que te ríes recordándolo!!
Gracias, guapísima, por tu visita!
Un fuerte abrazo!
Núria

Mª Pilar dijo...

Desde luego que no era tu día, como diocen por aquí, parecía que te había mirado un tuerto jaja.

Un beso

Pilar

Núria dijo...

Mª Pilar, pues sí! Pero bueno...no dejan de ser la sal y pimienta de la vida, si se toman con humor, verdad?
Gracias por tu visita y un beso!
Núria